El Gran Julio Cesar Carozzo Palacios

06.02.2013 20:00

Vengo de asistir a los actos fúnebres de un gran hombre a quien Dios le otorgó la fortuna de vivir físicamente por 97 años, Julio Cesar Carozzo Palacios. Ser de gran temple, fuerte como el mármol, pero sensible y noble como la naturaleza que tanto amó. Oriundo de la guariqueña tierra de Zaraza, el tío Carozzo, egresado como ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Chile, llegó a convertirse en uno de los más emblemáticos ambientalistas de nuestro país. Con una curtida y fructífera vida laboral iniciada en la Industria Petroquímica Venezolana, supo conjugar sus conocimientos teóricos sobre la preservación de la flora y la fauna con una práctica sinigual, siendo posteriormente fundador del Proyecto ecologista de nuestra industria petrolera, denominado PALMICHAL, SA. Logró con su ingenio y perseverancia rescatar los moribundos afluentes del rio Morón.

El alto grado de bonhomía con la que impregnó su vida, le otorgaba especialísimas cualidades en su trato con los semejantes, lo consideré un ser sabio y por ende noble, honesto y magnánimo. Dios quiera y sus aportes, su vida fructífera, su obra y talante, sean guías perennes en la siempre impostergable tarea para consolidar la sostenibilidad y sustentabilidad del medio ambiente, a lo cual el tío Carozzo dedicó  toda su vida con el impetu de un apostol. Una vez más mis palabras de solidaridad, cariño, afecto y resignación sobre las disposiciones de Dios, para la leal y fecunda compañera de toda su vida, la tía Maritza Baclini Ligori de Carozzo, para sus hijos Luis Atilio, Julio Cesar, Polin y Sahid, como para sus nietos y sobrinos. Para el me atrevo tomar en calidad de prestamo las palabras que en una ocasión expresara Miguel Otero Silva al maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa: “Ese Guayacán del alma que ni se cuartea con los soles ni se reblandece con los aguaceros”.

Foto en archivo cortesia de Pequiven

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